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El futuro de la superfinal se definirá en una cumbre dominada por las presiones en Asunción

El futuro de la superfinal se definirá en una cumbre dominada por las presiones en Asunción

Mañana, en Paraguay, se resolverá qué pasará con la segunda final entre River y Boca. Desde jugar el partido en los Estados Unidos o Abu Dabi antes del Mundial de Clubs hasta que le den el título a los xeneizes, las opciones que se manejan en estos momentos.

Todavía no está claro qué va a pasar con la superfinal de la Copa Libertadores. Tanta desinformación hay en torno al partido entre River y Boca que dio paso a que salgan a la luz decenas de versiones, muchas de las cuales deberán esperar a la reunión de mañana para saber cuán reales son.

La disputa entre ambos clubes, con la Conmebol de por medio, escaló a niveles tan altos que en las últimas horas se desató una batalla en la que ninguno quiere retroceder ni siquiera un centímetro.

Tras los incidentes del sábado en el Monumental, y luego de que el domingo se volviera a postergar la vuelta de la final, la Confederación Sudamericana de Fútbol resolvió que el martes a las 10 de la mañana, en Asunción, Paraguay, los presidentes de las dos instituciones se reunirán con Alejandro Domínguez, mandamás de la Conmebol, para resolver los pasos a seguir. En esa cumbre quedará establecido el futuro de uno de los partidos más importantes de la historia.

 

Angelici, Domínguez y D'Onofrio.

Domínguez, a todo esto, definió que la reunión sea en Paraguay, donde está la sede de la confederación. Aunque el directivo se encuentra en la Argentina, se confirmó que habrá que esperar hasta el martes para que haya una decisión oficial. Tanto Boca como River viajarían con abogados especialistas para ganar todo el terreno posible.

Esta demora en la definición desató una enorme cantidad de rumores que dominan el escenario. La primera posibilidad, y tal vez la que por estas horas tiene más fuerza, es la de que se establezca una nueva fecha para el partido (que podría ser el 8, 11 o 12 de diciembre), en la cancha de River y con público local.

Con el G-20 a punto de comenzar no podría disputarse antes. También hay algunas variantes, que van desde que se juegue a puertas cerradas a que se lleve a un estadio neutral. En ese caso, River debería regresar el valor de las entradas a sus simpatizantes.

 

Angelici y D'Onofrio defienden cada uno lo suyo.

Boca, mientras tanto, hará todo lo posible para que River sea sancionado. De todos modos, y aunque desde el punto de vista del reglamento de la Conmebol hay algunos puntos que favorecen al xeneize, el pedido no avanzaría de manera tan sencilla.

Dentro de las alternativas descabelladas surgió que la superfinal se juegue en otro país. Incluso algunos aseguraron que el histórico duelo se mude a Abu Dabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos, donde se disputará el Mundial de Clubes. También un grupo empresario, que se haría cargo de todos los gastos, planea hacer un ofrecimiento para llevar el partido a Miami en los Estados Unidos.

Recién el martes, en Paraguay, se terminarán las dudas. A partir de ahí ya no habrá más lugar para rumores. Ahora, parece, vale todo.

Fuente de la Información: El Tribuno



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