En junio se encendió una alarma para los comerciantes salteños: la caída de las ventas de ese mes llegó al 16% y cuadriplicó a la media nacional. Se esperaba que el turismo, propio de las vacaciones, pudiera revertir esa tendencia, pero el mismo presidente de la Cámara de Comercio e Industria confirmó el derrumbe: en julio fue del 13%, en comparación con el mismo mes del año pasado. “Viene cayendo año a año. Es una caída que no tiene fin. Y pone a muchos comercios en una situación en la que no tienen otra que cerrar”, dijo Rubén Barrios.

Hay sectores visiblemente más afectados que otros. Barrios puntualizó que las ventas en mueblerías bajaron un 40%, índice similar al de textiles. “Son pocos los rubros que se están salvando: deportes, perfumería, joyería y relojería y neumáticos. El resto, tuvo saldos negativos”, señaló.

Ángel Ortiz, secretario del gremio que nuclea a los empleados de comercio, confirmó el mes pasado que en lo que va del año se perdieron 400 puestos de trabajo en el sector.

“Muchos comercios cerraron. Algunos de esos comercios eran atendidos por sus propios dueños, no tenían empleados, y las grandes cadenas achicaron un 3% el personal”, explicó el dirigente.

Barrios confirma el número (400), pero dice que muchos son de otros rubros, como call centers. Sí aceptó que están cerrando comercios chicos, de los que tienen uno o dos empleados.

Paliativos

El martes, los diputados provinciales aprobaron un proyecto para declarar la emergencia comercial en Salta. Mientras se espera que el Senado trate ese proyecto y lo convierta en ley, el edil David Leiva presentó una iniciativa similar en el Concejo Deliberante de la capital. Lo que buscan con la declaración de emergencia es atenuar la presión fiscal y suspender los procesos de ejecución y de embargos.

Hay otro proyecto, del Diputado Julio Moreno, que apunta a que los comerciantes que puedan cumplir con sus obligaciones tengan algún tipo de beneficio, un descuento concretamente.

Queda poco espacio para el optimismo.

Fuente: La Gaceta