ECONOMÍA

Esperan que en Navidad las subas no sigan a la inflación

Esperan que en Navidad las subas no sigan a la inflación

En los supermercados calculan que las subas irán del 25 al 35 por ciento con respecto a 2017, lejos del 50 por ciento de la inflación interanual.

Cuando falta casi un mes para las fiestas de fin de año, ya todos los comercios comenzaron a preparar las ofertas de "cajas navideñas". Según algunos de los referentes consultados por El Tribuno, los precios no aumentarán en proporción a la inflación que registrará el Indec a fin de año.

En los supermercados calculan que las subas en productos que se consumen en Navidad y Año Nuevo irán del 25 al 35 por ciento con respecto a 2017, por debajo del 50 por ciento de la inflación interanual. Sin embargo, y como siempre, habrá que salir con tiempo para encontrar los mejores precios.

En una cadena de supermercados de la ciudad, una caja navideña como las que algunas empresas regalan a los trabajadores a fin de año cuesta hoy 195 pesos, cuando el año pasado estaba a 145. La suba es de un poco más del 35 por ciento interanual.

Lo que menos aumentó hasta ahora es un canasta premium, que cuesta 1.100 pesos y el año pasado estaba a 1.050 pesos.

En esta cadena ya tienen planeado exponer en el extremo de las góndolas combos ya armados para los distintos bolsillos. Es una de las estrategias comerciales en el final de un año en el que la inflación le ganó a los salarios.

En otra de las cadenas, una caja roja con productos de segundas marcas cuesta 169 pesos. Una caja verde con alguno productos más y un vino de mesa llega a los 349 pesos. Por cantidades, los precios van bajando.

Las góndolas ya muestran variedad de productos típicos de las navidades de otros países y otros climas: panes, turrones, garrapiñadas, confites, figuras de Papá Noel y árboles del hemisferio norte.

El pan dulce arranca desde los 34 pesos una cadena comercial y 51 en otra.

Frutas

El clericó es uno de los tragos preferidos por los defensores de las tradiciones de fin de año. Que esté fresco y tenga mucha fruta es un punto clave.

Uno de los mercados de frutas y verduras con mejores precios es el que está al final de la avenida San Martín, donde todo parece negociable.

"Los precios de las frutas y verduras no siguen la lógica de la inflación. Acá los precios están dados por otros factores, que tienen que ver con el clima y la estacionalidad. Por ejemplo: las frutillas se acaban a principio de diciembre y el que quiera consumirlas para Navidad va a pagar una fortuna. Pasa al revés con el durazno o la sandía, que ahora están caras, pero que luego bajarán de precio", dijo María, del puesto 34.

La fruta no se puede comprar y congelar hasta fin de año, como muchas familias hacen con otros productos. Hoy un ananá cuesta entre 80 y 100 pesos y la docena de naranjas está entre los 40 y 30 pesos según la calidad. Muchos optan por llevar una caja, que cuesta 220 pesos. En cuanto a las verduras, hay que aprovechar la papa, que cuesta 10 pesos el kilo.

Cambios de consumo en los grandes comercios

La retracción del consumo, la falta de financiamiento a largo plazo de las tarjetas de crédito y a tasas razonables, más la "migración" de consumidores hacia otros canales de compra complotan para que las grandes cadenas de supermercados hayan salido a anticipar que soportarán este fin de año con una crisis mucho más profunda que la que va vienen sufriendo desde 2016.

Un trabajo de la consultora Kantar Worldpanel indica que el sector inició una fase de reconversión con el objetivo de adecuarse a los nuevos hábitos de compra de los clientes. Incluso, revela que el consumo masivo en Argentina lleva más de una década de estancamiento y asegura que hoy tiene el mismo nivel en volumen de compras que en 2007.

"Si el mercado total no crece, la única forma de evolución positiva es ganarle a la competencia. En este caso, a otros canales de compra", señala el informe de Kantar, que deja en evidencia que los mayoristas y almacenes más chicos hicieron mejor la tarea que los hipermercados.

El informe habla, además, de los clientes "low cost". Es decir, aquellos que buscan las segundas marcas, corren atrás de las promociones, comparan precios y, principalmente, eligen el canal que se percibe como más económico, en donde el mayorista está ganando la batalla.

Fuente de la Información: El Tribuno



MÁS DE ECONOMÍA