Naciones Unidas espera una emergencia humanitaria en el noroeste de Siria y prepara el envío de cientos de miles de cajas de alimentos y materiales humanitarios para socorrer a miles de civiles que podrían huir ante la anunciada ofensiva gubernamental siria, rusa e iraní sobre Idlib.

La zona de Idlib, bajo influencia turca, está dominada por grupos armados anti-régimen, entre los cuales se destacan las milicias afines a Al Qaeda. Rusia, Irán y Turquía en los últimos días alcanzaron un acuerdo sobre Idlib, pero la amenaza militar sigue latente.

Desde hace días se registran bombardeos aéreos en el sur de Idlib por parte de la aviación siria y rusa, con daños catastróficos. La ONU afirmó el martes que unos 30.000 civiles están en proceso de fuga en la región. Según sus estimaciones, en Idlib hay unos 850.000 civiles en riesgo sobre una población total de 3 millones de personas.

El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, exhortó a "evitar una batalla a gran escala en Idlib, que desencadenaría en una pesadilla humanitaria jamás vista en el conflicto en Siria". "Idlib es la última llamada zona de desescalada en Siria, no debe ser transformada en un baño de sangre", precisó Guterres.

En ese sentido, lanzó "un claro llamado a todas las partes involucradas, en particular a los tres garantes" de Astana, Irán, Rusia y Turquía, a "no escatimar esfuerzos para hallar soluciones que protejan a los civiles, preserven los servicios básicos, como los hospitales, y garanticen el respeto del derecho humanitario". Guterres precisó que "combatir al terrorismo no absuelve a las partes en conflicto del respeto del derecho internacional".