JUSTICIA

El toque Mactas: Sexo, abuso y revolución

El toque Mactas: Sexo, abuso y revolución

Tras la denuncia por violación contra Juan Darthés, se denuncia todo y todo el mundo denuncia. Lo guardado y enterrado hasta la probabilidad de la venganza o la acusación. Cuando la flecha sale disparada no vuelve atrás.

Lanzada y gestada en el tiempo, la revolución femenina -y feminista- ve su crecimiento por minutos. Las llamadas son constantes y el 144, el número para denunciar maltrato y violencia de género, parece por momentos insuficiente. Con diferencias culturales en la relación entre el hombre y la mujer, ningún lugar queda fuera del movimiento de protesta y rebeldía. Los partidos o “espacios” corren por agregar y vender al electorado el sello feminista junto a igualdad, justicia, oportunidad. Todos: Ninguno quiere arriesgar ese hueco.

Por cierto, la condición de la mujer ha tenido que luchar y levantarse de numerosas situaciones de postergación, menosprecio, dificultades para conseguir una paga justa -o no conseguirlo en absoluto-, lo mismo que en el derecho a estudiar: “Buscate un buen marido y dejate de macanas” o el frecuente y tremendo de muchas madres que sueñan con resolver la vida de la hija que empieza a crecer a su manera: “con ese culo, nena, no vas a tener el menor problema“.

Todo eso pasa, en términos menores y como apuntes del caminante a lo largo del tiempo. Hay mucho más por ensayar y pensar acerca de lo que hoy pasa entre nosotros: la confesión de Thelma y los hechos que declara hace nueve años durante una gira de “Patito feo” con todo -impresionante- detalle y en una conferencia de prensa con actrices que inevitablemente emanaron el aire de un tribunal.

Mucho también a lo largo de siglos de investigación. También acudir al encuentro de mujeres poderosas desde Cleopatra, Catalina en Rusia, Isabel l, Thatcher, Merkel o May y pueden añadirse bastantes. Solo que aquí se habla de violencia sexual y de violencia de género, y es distinto. Y aquí la lista es de otra clase: el poder como presión para doblegar y ceder -no dudo de que un ámbito consagrado lo hace propicio y se ha naturalizado desde siempre-, como las niñas madres y violadas, los matrimonios forzosos con impúberes en situación de humillación y esclavitud, la trata, la deshumanización y reducción en esa dirección con respecto a la mujer, la dificultad histórica para ocupar responsabilidades.

No es unánime, no es un mundo unidireccional que marcha solo hacia esas zonas, pero predomina. Todavía.

Esa revolución -a la vista queda que este siglo inicia sus marcas con las grandes migraciones y la revolución femenina- al ser también feminista, pasa ahora del MeToo -estrellas, fama- a la horizontalidad y se denuncia todo y todo el mundo denuncia. Lo guardado y enterrado hasta la probabilidad de la venganza o la acusación a la pesca de un juicio provechoso.

Importa la denuncia, al pasar por el cernidor: allí reside, el valor, la voz que expresa y cuenta. La revolución, y lo es en toda la línea, tiene sectores jacobinos y moderados, llamados a rectificar con urgencia, y talibanes que sostienen en redes y canales la posibilidad de invertir la carga de la prueba y dar por hecho al denunciado culpable de inmediato y que se arregle para demostrar inocencia.

No han de faltar, y puede ser triste, quienes sean denunciados y en juicio fuera de la Justicia con una condena social difícil de borrar si no resulta cierta: son los nuevos paredones de la revolución. En el caso “Patito”, no puede dejar de recordarse que incluso la literatura y el cine -“Lolita”, Nabokov, una de las novelas del siglo para el diario “Le Monde” y dos veces para el cine, la primera con James Mason, Sue Lyon, Peter Sellers y dirección de Stanley Kubrick, y “American Beauty”, de Sam Mendes, con el multiabusador Kevin Spacey-, pusieron la mirada espesa sobre el hombre y la mujer.

Bueno, no se trata de violencia-violencia, pero delito narrado sí y en materia de violencia, otros modos y formas quizás también. Pero eso es el arte y eso otra cosa, aunque ventanas y asteriscos de un camino que también cuenta. En fin: aún con sus excesos, errores, ataques al hombre como factor a ser destruido, esa revolución en busca de reivindicaciones no se detendrá. Cuando la flecha sale disparada no vuelve atrás.

Fuente de la Información: Todo Noticias



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