INSÓLITO

Envían las tareas a los chicos en helicóptero y piden un camino

Envían las tareas a los chicos en helicóptero y piden un camino

Directivos de escuelas que limitan con Bolivia piden urgentemente un camino que les permita llegar.

La pandemia dejó aisladas a las comunidades de la costa salteña del río Grande de Tarija, que tiene como única forma de ingreso seguro un camino por Bolivia, país donde la cantidad de casos de COVID-19 avanza rápidamente, sobre todo en la zona que limita con Argentina.

La mayoría cuenta con escuelas albergue que dejaron de funcionar, por lo que los directivos, además de luchar contra la burocracia para hacerles llegar la tarea a la zona con nula conectividad y escasa energía, también les envían alimentos.

Las comunidades son una mezcla de la etnia ava guaraní y criollos. Están rodeadas por los ríos Bermejo y Gran Tarija y conformadas por una serie de parajes que tienen una distancia de 15 kilómetros entre sí: Volcán, Trementinal, Madrejones, Algarrobito, San Telmo, Churqui, Isla de los Novillos, Comederos, Astilleros, Baule, Aujon y Porcelana. Todos están ubicados en el extenso departamento San Martín, pero para llegar hay que pasar por Bolivia y cruzar los dos ríos que la cercan.

"Cruzamos el río por chalana hasta Bolivia, pagamos una movilidad con camioneta que nos lleva la mercadería hasta orillas del río Tarija, de ahí cruzamos el río y recién volvemos a territorio argentino. Ahí los papás nos esperan para llevar las cosas a caballo, a pie o al hombro", contó Fabián Paz, director de la escuela rancho 4.814 de Finca Baule, sobre cómo suelen hacer normalmente en esos parajes para llevar provisiones a los pobladores fronterizos.

Caminos madereros

Con las limitaciones actuales, ese paso internacional ya no es posible. El único camino que quedó disponible está del lado argentino, pero es casi intransitable. Es la ruta provincial 144, el camino del "rollero", o camino maderero, que une todos los parajes. Lamentablemente, esta ruta está disponible solo de mayo hasta los primeros días de septiembre, cuando comienzan las primeras lluvias. Pero actualmente está inhabilitada.

"El camino es precario y sacrificado. Se abrió para los camiones que llevan madera y hay partes que están muy feas", contó Marcela Ríos, directora de la escuela del Trementinal.

Aislados totalmente, los directores y maestros que pasan el mayor tiempo en las escuelas albergue haciendo también de padres quedaron en sus casas.

Desde allí intentan hacer algún contacto. "Nosotros nos encargamos de mandar los bolsones de los comedores escolares", contó Erica Gómez, directora de la escuela de Media Luna.

Una odisea con el helicóptero

Desde Orán, la docente muchas veces tiene que ir hasta Mosconi a donde llega para pedir certezas: "No nos especifican el día para que podamos tener el vuelo. Tenemos que andar pidiendo a Defensa Civil, a Asistencia Crítica y no nos lo dan en el momento. A veces nos dicen que vamos hasta Mosconi para dejarle la mercadería. Tenemos que gestionar el helicóptero más de dos semanas y con la gracia de Dios, nos los dan a fin de mes", dijo.

El helicóptero es aprovechado además para enviar las cartillas con actividades para los chicos. Pero entre la falta de conexión, de energía y la escasez de teléfonos, las respuestas de las tareas son dispares. La señal de teléfono no llega, así que los que pueden se comunican a través de un chip boliviano. "Algunas veces también se quedan sin crédito, pero un día te mandan toda la tarea junta", señaló Marcela Ríos, quien aseguró que el nivel de respuesta en el caso de su escuela ronda el 80 por ciento.

En la escuela de Media Luna la situación es dispar entre los niveles primario y secundario. Los 24 alumnos del secundario hace años trabajan con las clases virtuales mediante una plataforma. "Todos tienen computadoras que se les dieron, bajaban las clases en la escuela que tiene wifi y luego hacían las tareas en sus casas", contó la directora Erica Gómez. En cambio, en la primaria se pone más difícil. "No todos los chicos tienen celular, y los que tienen, cuando pueden, cargan sus celulares con corriente eléctrica. Lo más factible son las cartillas", aseveró.

Los más complicados son los alumnos de la escuela rancho de Finca El Baule. "El Ministerio pide que todos tengan acceso virtual, pero solo 1 o 2 tienen teléfono con 4G. Piden que accedamos a todos los chicos, pero no se puede", advirtió Fabián Paz, director de la escuela que refleja la obreza de la zona: tiene apenas un aula y una galería de madera que se divide en dos, para alumnos de diferentes grados.

"El techo es de chapas y a las 9 o0 de la mañana el calor se vuelve insoportable en primavera. Es difícil dar clases cuando hacen 40 grados y los chicos tienen el techo a un metro de la cabeza", resaltó el encargado de la escuela.

Luego indicó que evaluarán el progreso de los alumnos cuando puedan regresar: "Cuando volvamos, cuando tengamos acceso para volver a la zona, miraremos la cartilla y hablaremos con los chicos y los papás. Qué no daría por estar allá", lamentó desde Mosconi el docente que trabaja en la zona hace más de 10 años.

Por las condiciones edilicias, la escuela no puede ser albergue, y muchos llegan a hacer 6 horas entre el viaje de ida y el de vuelta a la escuela, a caballo o a pie. "Sufren los chicos, nosotros y los padres al ver cómo trabajan en la escuela", indicó Paz.

Una travesía para cruzar 40 km

Vista satelital de la escuelita de Media Luna, en la ruta 144.

La situación de los pobladores en el tramo comprendido entre Madrejones y Baule es similar a la de los vecinos de Los Toldos, que deben recorrer 100 kilómetros por territorio boliviano para llegar a Orán.

Los vecinos de los parajes fronterizos del departamento San Martín deben cruzar el río Grande de Tarija, frontera natural entre Bolivia y Argentina, y recorrer 60 kilómetros por la ruta nacional 33 del vecino país para llegar a Bermejo y de allí cruzar a la localidad oranense de Aguas Blancas. Recién, desde allí, bajar hacia el departamento San Martín, en una travesía de 220 kilómetros. 

Atravesando en línea recta las Sierras de San Antonio, esos parajes no se encuentran a más de 40 kilómetros de Tartagal. 

Fuente de la Información: El Tribuno



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