En mayo de 1985 la pequeña Ana Isabel Fernández Sánchez desaparecía de su pueblo, Huétor Santillán, una localidad en la que actualmente hay censadas menos de 2.000 personas y que se encuentra a unos 20 minutos de Granada. Sus padres, familiares y vecinos las buscaron desesperados hasta que su cuerpo apareció en un pozo.
Enrique Sánchez, primo hermano de la madre de Anabel, fue detenido y condenado a cuarenta años de prisión por asesinato, tentativa de violación y abusos deshonestos. Además, se le impuso el pago de una indemnización de dos millones de pesetas de entonces (12.000 euros ahora) que nunca llegó a pagar al declararse insolvente.
En su declaración reconoció haber engañado a la niña con comprarla golosinas para que se fuese con él. Se la llevó a un campo para violarla. Cuando no lo consiguió intentó estrangularla sin éxito y acabó tirándola a un pozo aún viva, donde la niña murió ahogada.
Una vez fuera de la cárcel tras haber pasado dentro al menos 23 años, su camino se ha cruzado en varias ocasiones con el del padre de su víctima. El jueves, este, antiguo carnicero de profesión, le atacó en una calle de Granada a plena luz del día. Ante la vista de numerosos testigos y armado con un cuchillo le provocó varias heridas por cortes en las manos y el tabique nasal hasta que la policía local les separó.
Sánchez, herido, fue trasladado al hospital. El padre de Anabel, a dependencias policiales, de las que salió después de que un juzgado de Granada de guardia lo dejase en libertad provisional. A sus 70 años, esta no es la primera vez que Juan José Fernández agrede al asesino de su hija. Según publican en el Ideal, constan al menos dos intentos previos: un atropello y una agresión en un bar.
Desde El País señalan el hecho de que en el momento en el que los agentes se personaron para separarles este jueves, el agredido en ningún momento hizo constar el porqué del ataque y llegó a decir que había intentando robarle.
Fuente: Yahoo!