El juez señor Martín Fernando Pérez, miembro integrante de la Sala I del Tribunal de Juicio de la ciudad de Salta ha condenado a cinco años de prisión, de efectivo cumplimiento, a los ciudadanos Gastón Jesús Alberto Bravo, Rafael Enrique Domínguez y Miguel Ángel Abarza.
Al primero, lo ha declarado culpable de los delitos de abuso sexual simple agravado por la participación de tres personas y con arma blanca, privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, robo calificado por el uso de arma blanca, con escalamiento y por el número de partícipes, y coacción simple.
El segundo fue condenado por abuso sexual simple agravado por la participación de tres personas y con arma blanca, privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, robo calificado por el uso de arma blanca, con escalamiento y por el número de partícipes, coacción simple, y robo agravado por la participación de un menor.
El tercero lo fue por los delitos de abuso sexual simple agravado por la participación de tres personas y con arma blanca, privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, robo calificado por el uso de arma blanca, con escalamiento y por el número de partícipes, coacción simple y robo.
Un menor de edad, también juzgado en la ocasión, ha sido declarado penalmente responsable de un delito de robo. El juez Pérez ha ordenado que se remitan sus antecedentes al Juzgado de Menores Nº 3.
Según el portavoz de prensa del Poder Judicial salteño, los condenados han intervenido en tres hechos. El primero de ellos, atribuido a Gastón Jesús Alberto Bravo, Rafael Enrique Domínguez y Miguel Abarza, ocurrió el 19 de marzo de 2016 en una vivienda del barrio Palermo 1. Aquel día, alrededor de las 13.30, los tres hombres entraron a la casa por la fuerza, agarrando por los pelos a la empleada que había salido a espiar quién venía, luego de que el insistente ladrido de los perros (el timbre criollo) alertara de la presencia de extraños. Una vez adentro, los tres hombres ataron, golpearon y sometieron a la empleada tocamientos impúdicos y la amenazaron con un cuchillo para que les dijera dónde guardaban dinero los señores de la casa. Al parecer, la fiel empleada solo reveló la ubicación de la caja chica, por lo que sus agresores solo pudieron llevarse de allí 300 pesos (que ni para una docena de empanadas alcanza), un celular, una garrafa y una bicicleta. Si hubieran encontrado uno, se llevaban también un secarropas marca Koh-i-Noor.
El segundo hecho, protagonizado por Miguel Abarza y el menor de edad encausado, ocurrió el 17 de febrero de 2014. En aquella oportunidad, los hombres entraron a una vivienda del barrio Lomas de Medeiros violentando las ventanas de la cocina y de los dormitorios. Los acusados fueron demorados en el lugar cuando intentaban llevarse numerosos electrodomésticos y artículos electrónicos.
Finalmente, el tercer hecho, atribuido a Rafael Enrique Domínguez, ocurrió el 15 de junio de 2015 en el barrio San Silvestre. Aquel día, alrededor de las 21, el señor Domínguez, que se desplazaba en moto junto a otro sujeto, le arrebató, cual si fuera un vulgar motochorro, la cartera a una mujer que transitaba la vía pública.
Fuente: Noticias Iruya
